viernes, 9 de julio de 2010

PostHeaderIcon La Basura Espacial: Un problema Real


Imagina que vas caminando tranquilamente por la calle y de repente cae a media calle de distancia, un pequeñísimo trozo de nave espacial; y que a pesar de su tamaño, deja en el pavimento un cráter de varios metros de diámetro como de profundidad.
¡Uf qué suerte! De la que nos salvamos. ¿Qué tal si hubiera caído sobre nuestra cabeza?
Bueno, esto de tener lluvia de tornillos y tuercas provenientes del espacio no ha reportado ninguna víctima, al menos oficialmente. Quizá se deba a que al entrar a la atmósfera, muchos de los objetos naturales (aerolitos) o de aquellos que han sido creados por el hombre, se desintegrarían por efecto de la fricción.

De hecho sería más probable que cayera un meteorito, que algo empleado en la industria espacial. Sin embargo, la basura astronáutica es ya un problema real, al menos en el espacio.
Los primeros cohetes estaban diseñados para ir deshaciéndose de algunas de sus partes durante el trayecto. Desde aquel 1957 en que la ex Unión Soviética hizo el primer lanzamiento, muchos desechos han quedado desperdigados. Flotan por ahí, más de 9 mil objetos con tamaño mayor a los 10 centímetros. Los hay más pequeños, pero nadie conoce su número.

Basura espacial


Se le llama basura espacial o chatarra espacial a cualquier objeto artificial sin utilidad que orbita la Tierra. Se compone de cosas tan variadas como grandes restos de cohetes y satélites viejos, restos de explosiones, o restos de componentes de cohetes como polvo y pequeñas partículas de pintura.

La basura espacial se ha convertido en una preocupación cada vez mayor en estos últimos años, puesto que las colisiones a velocidades orbitales pueden ser altamente perjudiciales para los satélites de funcionamiento y pueden también producir aún más basura espacial en un proceso llamado Síndrome de Kessler. La Estación Espacial Internacional está blindada para atenuar los daños debido a este peligro.

Medidas preventivas

Entre las medidas que se están comenzando a tomar para evitar riesgos se encuentran:
• Estudio y medida de objetos mediante radar, así como mediante telescopios ópticos.
• Intento de reducir el número de objetos que puedan convertirse en basura espacial.
• Establecimiento de acuerdos internacionales.

 

Composición

Según el doctor Walter Flury, experto en basura espacial de la Agencia Espacial Europea, la composición de los objetos artificiales que orbitan la Tierra es aproximadamente la siguiente:
• Naves operativas - 7%
• Naves obsoletas - 22%
• Restos de cohetes - 17%
• Objetos relacionados con las misiones - 13%
• Otros fragmentos - 41%

 

Peligro para los astronautas

Siendo objetos que no se echan a perder y que no se ven a simple vista desde la Tierra, podría pensarse que su existencia no tiene mucha importancia.
Los mismos expertos de las agencias espaciales se han dado cuenta que dejar su chatarra fuera de la atmósfera de nuestro planeta, fue un tremendo error. Por eso ahora el diseño de las naves contempla el que regresen sin dejar su basura por aquellos lugares. Los objetos viajeros son hoy día un peligro real que podría hacer fracasar los nuevos viajes al exterior.
Piensa en algo mortífero como una bala. Si es de calibre pequeño, fácilmente perfora la piel y los músculos; mientras que las de un calibre grande pueden hasta traspasar una gruesa lámina metálica.

Las balas son chicas y nada peligrosas si no fueron disparadas por un arma. Lo que provoca el daño no es el tamaño sino la velocidad que alcanzan. Ese pequeño objeto puede viajar a unos 900 metros por segundo. Una barbaridad de velocidad, más del doble de la del sonido.
Bueno: pues en el espacio exterior, donde la fricción es mínima, así como también es menor el efecto de la gravedad, los objetos pueden alcanzar velocidades mayores a las de una bala. Unas 3 a 15 veces más. Puesto en metros por segundo, 900 para las balas en la superficie de la Tierra; 3 mil a 15 mil para los objetos en el espacio, dependiendo de la órbita en la que estén.
Piensa en lo que le sucedería a un astronauta que se encontrara efectuando reparaciones en el exterior de su estación espacial y un fragmento le alcanzara a pegar. ¡Uf, qué feo estaría eso!

Peligro para otras naves y satélites artificiales

Hay más riesgos. ¿Qué podría suceder si el choque de la chatarra fuera contra una nave o una estación espacial? Se supone que actualmente ya están blindados los nuevos equipos, pero si el fragmento pega con la fuerza suficiente, en el ángulo adecuado y con el tamaño suficiente, podría provocar alguna de las siguientes cosas:
• Descomposturas más o menos graves
• Cambios de órbita
• Su destrucción

En los primeros dos casos implica el fracaso de la misión, la reducción de la vida útil del aparato o gastos mayores al tener que intentar la reparación.
Lo realmente grave es cuando el impacto provoca la fragmentación, porque eso multiplicaría el número de trozos errantes y potencialmente peligrosos.

¿Recogedores de Basura Espacial?

Al menos por ahora no es algo que se tenga contemplado. Ir juntando la basura del espacio no es algo que se pueda hacer. Sería incluso más costoso que las propias misiones espaciales; y por lo inmenso del espacio a recorrer, imposible asegurarse de que toda la chatarra se haya encontrado.

Lo único que queda a los programas espaciales es el ser mucho más limpios y ordenados. Diseñar equipos que no dejen sus piezas al garete y procurar que la vida útil de cualquier artefacto sea lo más larga posible antes de que se convierta en desperdicio espacial.
Mira hastadónde ha ido la humanidad a contaminar y con qué consecuencias.

El problema en Imagenes

Entre el lanzamiento de Sputnik, el 4 de octubre de 1957 y el 1º de enero de 2008, aproximadamente 4.600 lanzamientos han colocado unos 6.000 satélites en órbita, de los cuales 400 están viajando más allá de la órbita geoestacionaria o en trayectorias interplanetarias. La chatarra espacial se va incrementando notoriamente, según informa la Agencia Espacial Europea en una nota de prensa que no tiene desperdicio.

Actualmente, se estima que sólo 800 satélites están operacionales -casi 45% de éstos están en LEO (órbita baja terrestre) y GEO (órbita geoestacionaria). Los desechos espaciales comprenden la cada vez mayor cantidad de material inactivo (hardware) en órbita alrededor de la Tierra, así como fragmentos de naves que se rompieron o abandonaron.

Oficiales del programa del transbordador espacial han dicho que el transbordador es golpeado regularmente por desechos y que más de 80 ventanas deben ser reemplazadas con los años. La Estación Espacial Internacional (EEI) debe realizar ocasionalmente maniobras de evasión para evitar colisionar con trastros espaciales. Y por supuesto, los desechos no se asientan sólo estacionariamente. En órbita, las velocidades relativas pueden ser muy grandes, decenas de miles de kilómetros por hora.


Para el satélite Envista, por ejemplo, la ESA (Agencia Espacial Europea) dice que la velocidad relativa más probable entre el satélite y un objeto de desecho es 52.000 km/h. Si un resto golpea un satélite, la EEI o el transbordador, a esas velocidades podría causar severos problemas o una catástrofe.

 

Cerca del 40% de desechos rastreables proviene de explosiones, unas 4 por año.

Así y todo, para detener el aumento de chatarra espacial se necesitan medidas más ambiciosas, como el retorno a la Tierra de los cohetes y naves que completen sus misiones.

Para diciembre de 2004, de los 1.124 objetos bien conocidos en la proximidad del anillo geoestacionario, 31% de ellos son satélites controlados. A la deriva, el 37% alrededor de la tierra y 13% oscilan alrededor una de los dos puntos estables del equilibrio. Hay 153 objetos incontrolados y 60 objetos del no identificados.

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